Este artículo te mostrará:
Un modo de solucionar proactivamente un problema en lugar de quejarte reactivamente
¿Por qué hacerlo?
Es fácil quedarse atascado en el modo de queja: “¡Este proceso de aprobación tarda una eternidad!” o “¡Ese equipo siempre es lento para responderme!” Pero cuando dejas que la molestia se agrave, puedes sentirte frustrado o incluso impotente. En su lugar, toma un enfoque proactivo y determina acciones que puedas tomar para mejorar la situación.
Próximos pasos:
- Intenta identificar la causa del problema
Por ejemplo, ¿por qué algo “tarda una eternidad” o por qué otro equipo es “siempre lento”? La causa raíz puede ser fácil de descubrir, como un proceso antiguo o ineficiente o una mala comunicación, o puede llevar algunas rondas de preguntarte por qué para llegar allí (intenta usar la técnica de los “5 Porqués”).
- Explora acciones que puedas tomar para mejorar el problema subyacente
Para determinar lo que es factible, podrías preguntarte:
- ¿Qué puedo hacer independientemente para abordar este problema?
- ¿Cómo se vería “mejor” y qué ayuda podría necesitar de otros para llegar allí (es decir, presupuesto, información, presentaciones a personas que puedan ayudar, etc.)?
- Para las cosas fuera de mi control, ¿debería dar retroalimentación a aquellos con más poder, o debería dejarlo pasar?
- Determina con qué acciones empezar
Si ya tienes un plan en mente para mejorar un proceso o cerrar una brecha, ¡genial! Comienza. Si no, ¿quién podría discutir el problema contigo para ayudarte a elegir los próximos pasos? ¿Un colega? ¿Tu gerente?
- ¡Ponte en marcha!
Después de haber trabajado un poco en el proyecto, evalúa cómo va: ¿Están las cosas mejorando? ¿Qué obstáculos estás enfrentando que necesitas ayuda para sortear? Y finalmente, si este problema está solucionado, ¿qué más te molesta que te gustaría abordar?