¿Alguna vez te has encontrado observando a un colega brillante en acción, entregando una presentación impecable, persuadiendo a un colaborador directo difícil para que asuma un proyecto poco popular, sacando a relucir a un candidato en una entrevista, y preguntándote, ¿cómo lo hacen?
Si no es así, no has estado prestando atención. La experiencia en gestión (y la ineptitud, desafortunadamente) nos rodea todos los días. Sin embargo, es raro encontrar a alguien que saque todo el provecho de este hecho. La investigación sugiere que muchos líderes simplemente gestionan por defecto, imitando o rechazando los hábitos que observan en otros, a menudo de manera inconsciente.
Hay una manera mejor y más estratégica. Se llama «aprendizaje vicario».
Con el aprendizaje vicario, en lugar de observar desde la distancia en un proceso unidireccional y copiar el comportamiento de alguien con un alto rendimiento, te involucras en un intercambio deliberado y bidireccional con la persona. Luego aplica lo que has aprendido a tu propia situación, con tu propio estilo.
¿Por qué funciona? Christopher Myers, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, ha llevado a cabo investigaciones que sugieren que hay poder en la narración y la colaboración. Hablar sobre las experiencias reales de éxito y fracaso de otras personas puede llevar a una comprensión más profunda, tanto para el aprendiz (quien finalmente mejora una habilidad) como para la otra persona (quien al hablar y enseñar puede ver el problema desde una nueva perspectiva).
Aquí hay consejos para que el proceso funcione para ti:
1. Observa las acciones y palabras de un colega al que respetes, y decide cómo te acercarás a la persona
Podrías empezar por seleccionar a un colega especialmente destacado, luego identificar su habilidad más fuerte que te gustaría aprender. O podrías comenzar con una habilidad que quieras desarrollar, luego identificar a una persona que parezca haberla dominado. De cualquier manera, busca oportunidades para observar a la persona en acción.
Por ejemplo, imagina que Eduardo, un compañero gerente en tu departamento, destaca en dar retroalimentación. Tal vez lo veas hablando con un colaborador directo en el pasillo y escuches su tono de voz alentador, veas a su colaborador directo asintiendo. Tal vez lo veas criticar suavemente la presentación de tu jefe en una reunión de departamento. Piénsalo: ¿Cómo comienza Eduardo una oración cuando está a punto de dar retroalimentación? ¿Qué palabras elige para la retroalimentación? ¿Utiliza ejemplos específicos o hace declaraciones generales? ¿Cómo responden los oyentes? Aprender observando es un ejercicio detallado.
Con esta comprensión inicial, acércate al colega en un momento en que sepas que no estará apurado ni ocupado, y explícale lo que has visto y tu interés en aprender más sobre la habilidad. Podrías decir algo como: «Eduardo, admiro mucho cómo das retroalimentación, siempre pareces hacer que la gente asienta, incluso cuando eres crítico. Me gustaría mejorar en dar retroalimentación y me pregunto si tendrías tiempo para responder algunas preguntas. ¿Podría invitarte a un café para hablar más al respecto?»
Es probable que la persona se sienta halagada y dispuesta a ayudar. Para obtener más información sobre cómo solicitar la ayuda de un colega, consulta nuestro artículo sobre Cómo encontrar y comprometer a un mentor y nuestro consejo, Invita a un compañero a tomar café o almuerzo.
2. Escribe preguntas específicas para la persona sobre su enfoque, y luego hazlas en tu reunión
Esta es tu oportunidad para escuchar las historias de prueba, error y éxito de la persona, y comprender su proceso de pensamiento en torno a la habilidad. Algunas áreas potenciales para preguntar son:
- Cómo aprendió y/o practica la habilidad.
- Casos particulares en los que falló o cometió un error, y las lecciones más importantes aprendidas. (Incluso los expertos fueron principiantes torpes en algún momento).
- Casos particulares en los que tuvo éxito en la habilidad, y por qué.
- El proceso de pensamiento de la persona, desde el principio hasta el final, al usar la habilidad.
- Cómo varía su enfoque la persona según la situación.
Tu conversación será más colaborativa, y probablemente más útil, si vinculas algunas de tus preguntas a tus observaciones del desempeño de la persona, así como a tus propias experiencias y desafíos. Por ejemplo, si le preguntas al compañero gerente Eduardo sobre sus experiencias al dar retroalimentación, podrías decir: «Parece que usas la frase ‘Me doy cuenta de que…’ bastante seguido, ya sea que estés elogiando a alguien o siendo crítico. ¿Cuál es tu pensamiento detrás de eso?» O, «A veces me preocupa que la retroalimentación que doy no sea acertada y que enoje a alguien. ¿Te ha pasado alguna vez? Si es así, ¿qué hiciste para cambiar la situación?»
En algunos casos, es posible que descubras que la persona no ha examinado completamente cómo hace algo tan bien, algunas acciones pueden sentirse naturales e inconscientes, aunque no lo serían para ti. Tus preguntas detalladas podrían incluso ayudar a la otra persona a repensar suposiciones, examinar y refinar su enfoque, y posiblemente desempeñarse aún mejor en el futuro.
Además, asegúrate de mostrar aprecio por el tiempo y la opinión de la persona. Deja en claro que tienes la intención de poner los consejos en práctica, y verifica si están dispuestos a hacer un seguimiento más adelante. Por ejemplo, «Eduardo, muchas gracias por tu tiempo. Voy a probar algunos de los consejos que mencionaste hoy. ¿Estarías dispuesto a hablar más adelante sobre cómo va y darme retroalimentación?»
3. Intenta realizar uno o dos ajustes o comportamientos nuevos para comenzar
Dividir tareas complejas y desafiantes en pequeñas partes hace que parezcan más factibles y más realistas de realizar en medio de un día de trabajo agitado. Piensa en lo que aprendiste en tu conversación con tu colega (punto No. 2). ¿Qué una o dos acciones te gustaría intentar por ti mismo?
Por ejemplo, digamos que el compañero gerente Eduardo te dijo que presta mucha atención a su tono de voz y lenguaje corporal para ayudar a un colaborador directo sensible a sentirse más cómodo al recibir retroalimentación. Tal vez planificarías preguntarte antes de dar retroalimentación: «¿Estoy usando lenguaje corporal abierto?» y repasarías una lista mental: descruzar los brazos, mirar a la persona, tomar un par de respiraciones profundas para relajar tu cuerpo, antes de continuar con un tono tranquilo.
Sea cual sea tu plan personal, practícalo varias veces y en diferentes situaciones para ver cómo va.
4. Busca retroalimentación sobre tu desempeño, tanto de tu mentor colega como de otros, y sigue practicando
¿Cómo lo estás haciendo? Incluso si avanzas lentamente, no dejes de intentarlo. Pide al compañero que haga un seguimiento contigo para que te responsabilices de mejorar. Reflexiona sobre tus experiencias hasta ahora y escucha su retroalimentación. Para continuar tu aprendizaje vicario, haz un seguimiento con tu mentor colega para reflexionar sobre tus experiencias hasta ahora y escuchar su perspectiva. Si la habilidad en la que estás trabajando es observable, podrías preguntar si la persona está dispuesta a observarte en acción y proporcionar comentarios más tarde. O podrías pedirle que juegue un rol contigo o que te observe practicar y ofrezca sugerencias para formas alternativas de transmitir tu punto y perfeccionar tu técnica.
A medida que continúes practicando y mejorando, es posible que también quieras buscar fuentes adicionales de información, incluido tu jefe, un colaborador directo u otro colega. Consulta nuestro artículo Cómo pedir retroalimentación para obtener más información.
5. Busca una oportunidad para colaborar con tu mentor colega
La investigación de Myers sugiere que el aprendizaje vicario puede ser particularmente poderoso si incluye varias rondas de ida y vuelta con el tiempo. Si puedes buscar proyectos comunes con tu colega, tendrás la oportunidad de hablar sobre experiencias compartidas en tiempo real y continuar aprendiendo.