Una gran razón por la que las personas temen a una conversación difícil es que piensan que saldrá mal: se desviará del tema, se convertirá en un intercambio de insultos y acusaciones, uno de los participantes dominará la conversación y ahogará al otro, o cambiará la relación para peor. Cuando las apuestas son altas, es fácil que las emociones secuestren nuestra capacidad de pensar con claridad, lo que hace que incluso las personas bien intencionadas se pongan a la defensiva.
Cuando notes que las emociones están aumentando —ya sea en ti o en la otra persona— prueba una o una combinación de estas frases para disminuir la tensión y así poder seguir involucrados y trabajando hacia un buen resultado. Elige las frases que mejor se adapten a tu situación.
Sugerir una pausa.
Esta táctica simple puede crear el espacio suficiente, en medio de la intensidad de la conversación, para hacer un reinicio mental y volver a concentrarse en el tema que se está tratando. Inténtalo cuando tú o la otra persona estén:
Molestos o malentendidos (“¡No lo entiendes!”)
Abrumados por demasiada información
Desviados del tema (“¡Eso es solo uno de los problemas aquí!”)
Ejemplos:
Retrocedamos un momento…
Necesito un momento para organizar mis pensamientos.
¿Qué te parece si tomamos un pequeño descanso y volvemos a esta conversación?
Hacer una observación factual.
Decir un hecho puede ayudarles a ambos a dejar de hacer suposiciones y pensar más objetivamente sobre la situación, e incluso encontrar puntos de acuerdo. Si es apropiado, pide una aclaración de tu observación para que la otra persona pueda estar de acuerdo o corregir tu comprensión. Inténtalo cuando:
Notes patrones poco útiles al hablar (como levantar la voz, repetirse, etc.)
Tengas dificultades para encontrar un terreno común
Tú o la otra persona estén haciendo juicios, en lugar de simplemente expresar hechos (“Fue tan irresponsable…”)
Ejemplos:
Noto que seguimos repitiéndonos.
Entiendo que recibimos el pedido hace dos semanas. ¿Es correcto?
Cuando dije X, parecías [molesto/triste/incómodo/confundido]. ¿Lo entendí bien?
Preguntar sobre la perspectiva de la otra persona.
Saber más sobre el punto de vista de la otra persona podría cambiar la forma en que la percibes o entiendes su comportamiento. Y comprender su perspectiva puede ayudarte a adaptar tu enfoque en la conversación y buscar un resultado que beneficie a ambos. Inténtalo cuando:
No sepas cómo se siente la otra persona sobre la situación o no tengas toda la información que ella tiene.
No estés seguro de lo que la otra persona quiere decir y necesites una aclaración.
Sientas que la otra persona no se siente completamente escuchada.
Ejemplos:
Me gustaría conocer tu perspectiva sobre X.
Cuando dices X, ¿qué quieres decir exactamente?
¿Cuál es tu mayor problema con X?
¿Qué es lo que más quieres que suceda con X?
Reconocer la perspectiva de la otra persona.
Decir que los sentimientos y perspectivas de la otra persona son válidos, ya sea que estés de acuerdo con ellos o no, puede ayudar a que la persona te vea como empático y esté más dispuesta a trabajar contigo en el tema. Inténtalo cuando la otra persona:
Comparta sus sentimientos sobre la situación
Hable con pasión o dé otras señales de que el tema es importante para ella (como levantar la voz o hablar más rápido)
Ejemplos:
Es totalmente comprensible que te sientas X.
Tienes razón, esta es una situación difícil.
Puedo ver lo importante que es esto para ti.
Expresar tus necesidades con calma.
También necesitas expresar tus necesidades de manera clara y hacer que la otra persona las escuche para poder avanzar en la cuestión. Habla con calma para que la otra persona no reaccione solo a tus emociones. Inténtalo cuando la persona:
No vea la situación desde tu punto de vista
Te interrumpa o te malinterprete
Ejemplos:
Me gustaría compartir mi perspectiva sobre X.
Cuando dices Y, me siento X porque…
Mi objetivo final es X porque quiero o necesito…
¿Podrías esperar un momento? Me gustaría terminar mi punto.
Reiterar tu intención positiva o metas comunes.
Es probable que hayas compartido esta información al inicio de la conversación, pero puede que necesites volver a mencionarla. Señalar un interés o meta compartida puede ayudar a recordar a la persona que, en realidad, están del mismo lado del problema y ponerlos en un estado de ánimo más colaborativo. Inténtalo cuando:
La otra persona se ponga a la defensiva o se aferre obstinadamente a su posición
La conversación se desvíe del tema, para volver a enfocarla en lo que ambos quieren mejorar
Ejemplos:
Mi intención al plantear esto es ayudar a ti/al equipo a hacer X.
No estoy tratando de [ser difícil/hacer tu trabajo más difícil/echarte la culpa]—lo que intento hacer es X.
Al final, ambos queremos X.
Dado lo importante que es X para los dos, ¿qué ideas tienes sobre cómo podemos trabajar hacia ello?