Asegúrate de aprovechar al máximo los 1-a-1 con tus colaboradores directos

Supongamos que te dan U$D10.000 y te dicen que los inviertas para obtener el mayor rendimiento, y dentro de cinco años, puedes quedarte con las ganancias. ¿Cuánto tiempo dedicarías a esa inversión?

Las reuniones uno a uno (1-on-1s) son como eso. Es tu oportunidad de invertir en tus empleados para obtener el mayor retorno posible, tanto para ti y  la organización, como para tu equipo. Cuando se hacen bien, construyes relaciones, generas confianza, motivas a tu gente y reduces drásticamente la rotación.

El éxito de tu equipo puede crecer exponencialmente cuando desarrollas bien a tu gente, y las reuniones uno a uno son la forma más poderosa de lograrlo. Aquí hay algunas formas de maximizar su impacto:

Reconoce el valor de las reuniones uno a uno

Deben ser las reuniones más importantes de tu semana tanto para ti como para tu empleado. Estás invirtiendo en su éxito y crecimiento, y es donde obtendrás el mayor retorno de inversión con tu equipo.

Por eso es importante reunirse en un horario consistente. Si solo te conectas cuando hay un problema, resulta desmotivador. Nunca canceles debido a algo que surja en el último momento, porque envías el mensaje: «Algo surgió que es más importante que tú». 

Otra cosa, llega siempre a tiempo. Es un mensaje no verbal que dice: «Estaba deseando reunirme».

Establece expectativas desde el principio

En tu primera reunión, hazles saber qué pueden esperar. No es momento para actualizaciones de estado que se pueden resolver por correo electrónico o en otra reunión, es una oportunidad para profundizar en vuestra relación y ayudarles a desarrollarse. 

Te centrarás en las cosas importantes: desarrollo profesional, nuevas ideas, metas, frustraciones y retroalimentación sobre el desempeño. Las cosas que pueden usar de inmediato para pensar y actuar de manera diferente. Es tu oportunidad de ayudarles a crecer, lo cual siempre es motivador para ellos.

Elimina las distracciones

Mantente 100% enfocado colocando tu teléfono donde no pueda interferir en la conversación. Si es una llamada virtual, haz evidente que estás apartando el teléfono. Apaga las notificaciones en tu computadora durante la llamada para asegurarte de estar completamente comprometido. Recuerda que quieres enviar el mensaje de que este es su tiempo y es lo suficientemente importante como para no distraerte.

Crea una agenda casual pero intencional

Siempre prepárate con anticipación para que no sea sólo una sesión de charla, sino que tenga un resultado que beneficie a ambos.

Para ello incluye elementos de esta lista:

• Empieza afirmándoles honestamente algo que hayas notado.
• Sé sensible a cómo están. No les preguntes directamente porque dirán: «Bien». Pregunta, «OK, en una escala del 1 al 10, ¿cómo estás hoy?» Si es una puntuación baja, reconócelo sin presionar. Haz que sea seguro para ellos compartir según corresponda.
• Pide su opinión: «¿Estamos enfocados en las cosas correctas?» No contradigas nada de lo que digan, simplemente escucha para entender. Estás ahí para aprender de ellos.
• Revisa su progreso actual en asuntos importantes para que no haya sorpresas en su revisión anual de desempeño.
• Habla el 10-20% del tiempo. Haz preguntas y escucha el otro 80-90%.
• Pídeles que traigan una lista de cosas de las que quieran hablar.
• Siempre termina cada sesión con una simple expresión de gratitud por su trabajo o por su contribución única al equipo.

Las reuniones 1-a-1 no son conversaciones de gestión del rendimiento. No se trata de que tú des direcciones o seas un microgestor. 

Al contrario, son una oportunidad para invertir en una relación real que se vuelve crítica para su éxito y bienestar. Piensa en cómo puedes asociarte con esta persona para lograr cosas mientras exploras sus metas más profundas, motivaciones y preocupaciones.

En otras palabras, trátalos como te gustaría ser tratado por tu gerente, como socios que trabajan juntos para lograr resultados significativos para la organización.

¡Es la mejor inversión en el lugar de trabajo que harás jamás!