Tu credibilidad personal es la base sobre la que se construye toda la confianza. La credibilidad es una función de dos cosas: tu carácter (quién eres, tu integridad e intención) y tu competencia (lo que puedes hacer, tus capacidades y resultados). La competencia es visible en la superficie, mientras que tu carácter, como las raíces de un árbol, se encuentra bajo la superficie y alimenta tu éxito, o tu falta de él.
Aquello que mejor construye credibilidad y confianza es que te preocupes por aquellos a los que lideras
y que ellos sepan que te preocupas
Si estuviéramos haciendo negocios contigo y supieras que tenemos todas las calificaciones y habilidades profesionales adecuadas pero no solemos mantener nuestra palabra, no confiarías en nosotros. Nuestra falta de carácter te impediría hacer negocios con nosotros, aunque seamos los mejores en lo que hacemos.
Por el contrario, si supieras que somos honestos y nos preocupamos por ti, pero que no tenemos las capacidades adecuadas, que ya no somos relevantes o que no tenemos un historial de resultados positivos, tampoco confiarías en nosotros. Nuestra falta de competencia socavaría la confianza, aunque seamos extremadamente honestos y afectuosos.
Profundizar un nivel más bajo en las dimensiones de carácter y competencia te permite evaluarte a ti mismo en comparación con lo que Stephen M. R. Covey llama «Los 4 núcleos de la credibilidad»: los dos primeros núcleos pertenecen al carácter y los dos segundos pertenecen a la competencia.
El primer núcleo de la credibilidad es la integridad.
Para usar la metáfora del árbol, la integridad es la raíz. Significa honestidad, veracidad y congruencia.O sea, hacer lo correcto y cumplir con tu palabra.
El segundo núcleo de la credibilidad es la intención.
En nuestra metáfora del árbol, es el tronco: parte está debajo de la superficie, parte está arriba. La intención tiene que ver con nuestros motivos y agenda, y el motivo que mejor genera credibilidad y confianza es cuando te preocupas por las personas que estás liderando, y ellos saben que te preocupas por ellos. Por otro lado, la intención que mejor genera credibilidad y confianza es cuando eres abierto y buscas el beneficio mutuo, eso se llama ganar-ganar. Piénsalo: cuando sospechas que alguien tiene una intención oculta, cuestionas todo lo que dice y hace.
El tercer núcleo de la credibilidad son las capacidades.
En nuestro árbol, las capacidades son las ramas que producen los frutos. Las capacidades se refieren a tu habilidad para inspirar confianza. La pregunta clave aquí es ¿Eres relevante? Un médico puede tener integridad y sus motivos pueden ser buenos, pero a menos que esté capacitado para realizar una tarea en particular, carecerá de credibilidad.
El cuarto núcleo de la credibilidad son los resultados.
Los resultados se refieren a tu trayectoria y desempeño, y son muy importantes para tu credibilidad. Como dijo Jack Welch, tener resultados es como tener “fichas de desempeño” sobre la mesa. Te dan influencia, te posicionan como productor y como intérprete. Y también son los que convencen a los cínicos. Volviendo de nuevo a la metáfora del árbol, los resultados son los frutos: el propósito final, tangible y medible, y el producto de las raíces, el tronco y las ramas.
Cada uno de estos cuatro núcleos (integridad, intención, capacidades y resultados) es vital para la credibilidad personal y organizacional.